Nota sobre el alcance del fenómeno psicosomático
El fenómeno psicosomático es mucho más amplio en su alcance orgánico y funcional, si es que cabe usar los dos términos, que el del síntoma conversivo. Suele presentar lesiones o alteraciones detectables y no siempre hay expresión sintomática subjetiva en torno a una presentación que siempre se manifiesta como objeto de la experiencia sensible. Es un fenómeno observable desvinculado en su causalidad de la instancia del sujeto como producción significante, caso que daría lugar a los síntomas conversivos. Es una producción somática, no imaginaria, de la que no se tiene re-presentación y que cursa sin que medien los afectos y las emociones en términos causales, aunque inciden en la frecuencia y la intensidad de las presentaciones.
Freud, en un artículo temprano publicado en 1893 distingue semiológicamente las parálisis motrices orgánicas de las histéricas estableciendo la distinción del doble fundamento del cuerpo: la dimensión biológica, lo real orgánico, y la imaginaria o re-presentación especular de sí-mismo. Dice Freud: «la lesión de las parálisis histéricas debe ser por completo independiente de la anatomía del sistema nervioso, puesto que la histeria se comporta en sus parálisis y otras manifestaciones como si la anatomía no existiera, o como si no tuviera noticia alguna de ella… Afirmo, con Janet, que es la concepción trivial, popular, de los órganos y del cuerpo en general la que está en juego en las parálisis histéricas, así como en las anestesias, etc. Esta concepción no se funda en un conocimiento ahondado de la anatomía nerviosa, sino en nuestras percepciones visuales y sobre todo táctiles».1 Aquí Freud ya habla del cuerpo como extensión del inconsciente. A partir de esta distinción entre lo real orgánico y el cuerpo imaginario, situaré algunos aspectos que orientan el diagnóstico diferencial: el carácter de las alteraciones. El síntoma conversivo se localiza básicamente en la musculatura voluntaria, la inervación periférica, la sensibilidad y la conciencia y no presenta lesiones: no hay signo clínico del trastorno sino síntoma subjetivo, detectable en las enunciaciones del paciente. Así es para el analista y para el médico. Para el psicoanálisis, el síntoma conversivo es una expresión subjetiva y una formación del inconsciente susceptible de ser interpretada en un tratamiento analítico. Es una re-presentación. Expresión subjetiva quiere decir que el sujeto se manifiesta, que trata de hacerse sentir en lo más propio, exteriorizando su intimidad, siendo lo más íntimo su inscripción en la cadena significante. ¿Cómo se manifiesta el sujeto? En las formaciones del inconsciente (síntomas, sueños, lapsus, olvidos, etcétera), porque el inconsciente está afuera: es ese tópos construido por el goce del cuerpo del ser hablante y el lenguaje, y es por esa exterioridad por la que sabemos de su ex-sistencia.2
- Sigmund Freud, «Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas» (1888-1983), en Obras completas, t. 1, Buenos Aires, Amorrortu, 1992, p. 206.
- Heidegger introduce el concepto ex-sistencia para distanciarse de las posiciones existencialistas, señalando que la esencia del ser (ser-ahí) humano no consiste en algo concreto, sino en una posición ex-céntrica a la escucha del ser, posición que dice del estar fuera pero vinculado, «pues, en efecto, de acuerdo con ese destino, lo que tiene que hacer el hombre en cuanto ex-sistente es guardar la verdad del ser». Martin Heidegger, Carta sobre el humanismo, Madrid, Alianza, 2006, p.13. Para estudiar la noción de ex-sistencia en Lacan, véase Jacques-Alain Miller, El lugar y el lazo, Buenos Aires, Paidós, 2013.