La locura, entre el dominio y la muerte

Expondré, de nuevo siguiendo a Derrida, algunos aspectos sobre la noción de censura en el pensamiento kantiano, siendo Kant representante de lo que se constituye en el segundo tiempo de la institucionalización del pensamiento filosófico. Tiempo en el que la censura  o la legitimación de una producción intelectual da lugar a lo contrario de la re-presentación del pensamiento filosófico en los orígenes de la modernidad significada por la posición de Descartes o por la de Gómez Pereira en España. Con esta referencia al  filósofo castellano introduzco una pregunta sobre su menguada presencia en el contexto que define un primer tiempo de la institucionalización del pensamiento filosófico, el de la razón moderna, del que Descartes representa su localización y su expansión.

Descartes,  en palabras de Derrida, “jamás se comportó como filósofo enseñante, profesor y funcionario en una universidad estatal”, no trató la enseñanza filosófica como un servicio a la organización funcionarial, o sea, al Estado. A finales del Siglo XVIII se va construyendo un  espacio institucional, el de la filosofía en la universidad estatal que, lógicamente, afectará a la consistencia del discurso filosófico, siendo Kant indicio ejemplar de esta nueva operación. Descartes, en las “Meditaciones metafísicas” expone “(…)¿cómo negar que estas manos y este cuerpo sean míos, a no ser que me compare con algunos insensatos, cuyo cerebro está tan turbio y ofuscado por los oscuros efluvios de la bilis, que aseguran obstinadamente ser reyes, siendo unos menesterosos; sentirse cubiertos de oro y púrpura, estando  en realidad desnudos, o se imaginan que son cacharros, o que tienen el cuerpo de vidrio? Mas estos tales son locos; y no menos lo fuera yo, si me rigiera por sus ejemplos”1. Esta reflexión de Descartes, Foucault la comenta así: “La locura, cuya voz el  Renacimiento ha liberado, y cuya violencia domina, va a ser reducida al silencio por la época clásica, mediante un extraño golpe de fuerza”2. La aclaración da a pensar la operativa de los poderes establecidos: no se deja de hablar de algo sino que se dice de manera  que quede silenciado, causa de la “arqueología del silencio” en Foucault y motivo de Derrida para formular una pregunta respecto a las tesis de Foucault: “¿No es la arqueología, aunque sea del silencio, una lógica, es decir, un lenguaje organizado, un proyecto, un  orden, una frase, una sintaxis, una obra?” La pregunta ubica esta arqueología en el ámbito instrumental para conocer la emergencia discursiva de la locura en las manifestaciones de su historicidad y la locura en el núcleo del pensar, insistiendo quizá en un mayor  silenciamiento de la locura.

Aludo a la polémica intelectual que generó la lectura de Derrida de La historia de la locura, una lectura que interroga la causa de la escritura y lo que la escritura describe, la historia de la locura, diferenciado así saber y conocimiento. Y este  rodeo porque pensar la censura es abordar la consistencia de las nociones de dominio y de muerte en los hechos de lenguaje. Hecho de lenguaje es cualquier manifestación del ser hablante, hecho de componentes simbólicos e imaginarios, considerando que lo  real, lo indecidible, lo indecible del acontecimiento participa en todas sus manifestaciones.

¿Qué interpretación hizo Foucault de “Wo Es war, soll Ich werden”?, ¿fue una mala interpretación de este enunciado lo que informó su apartamiento del discurso psicoanalítico  ubicándolo en una forma contemporánea de los modos disciplinarios? “Wo Es war, soll Ich werden”3, ha sido traducido durante mucho tiempo al castellano como “Donde Ello era, Yo debo advenir” entendiéndose que, mediando un tratamiento analítico, la instancia yoica desalojaría al Ello, sustituyéndolo. Especie de final feliz que promete  un “yo fuerte” frente a la fragilidad de la existencia. Tierra prometida que en buena medida fue la causa de la disolución del discurso analítico en las derivas psicodinámicas de la psicología general.

“Wo Es war, soll Ich werden” aparece al final de la conferencia “La  descomposición de la personalidad psíquica”4, especie de anexo de El yo y el ello en la que trata de pensar la delimitación de las instancias de lo que conocemos como la segunda tópica freudiana y el alcance terapéutico del psicoanálisis: “(…) fortalecer al yo,  hacerlo más independiente del superyó, ensanchar su campo de percepción y ampliar su organización de manera que pueda apropiarse de nuevos fragmentos del Ello. Donde Ello era, Yo debo advenir. Es un trabajo de cultura como el desecamiento del Zuiderzee”.  Reflexionar sobre la traducción de este enunciado y sus efectos en la teoría y en la clínica abre preguntas en lo que afecta a la consistencia de la censura en el lenguaje y sus efectos, siendo el extravío el fundamento de estas acciones. Extravío propio del lenguaje que  habitamos y que dice de una manera de ser en el mundo, de lo intraducible de los modos del pensar. Extravío que dice de la individualidad. De la falta de relato. De la imposibilidad de la relación sexual: de su indecibilidad. Este enunciado freudiano se tradujo al inglés  por Strachey como: “Where the it was, there the ego shall be”, y en la traducción francesa aparece como: “Le moi doit déloger le ça”. Así, el “Wo Es war, soll Ich Werden” es interpretado como el desalojo de una instancia por otra, o como el dominio del Yo  sobre el Ello, una lectura que propondría una solución superyoica, moral, al conflicto. Una solución moral que podríamos pensar como una censura de menor coste que la que dio lugar a síntomas/ fenómenos del malestar. Un cambio en los modos de la defensa que  daría lugar a una solución idealmente racional de los conflictos que dan lugar, literalmente, al malestar. Una adaptación que como solución freudiana, Lacan pone en cuestión a lo largo de más de 27 años de enseñanza.

La interpretación de Lacan de esta máxima de  Freud se sostiene en la lectura comparada de los usos que Freud hace de los artículos y los pronombres en la exposición de las instancias psíquicas: “Freud no dijo: das Es, ni das Ich [en alemán, los pronombres en medio de la oración no van en mayúscula, los  sustantivos sí] como lo hace habitualmente para designar estas instancias donde había ordenado desde hacía entonces diez años su nueva tópica, y esto, dado el rigor inflexible de su estilo, da a su empleo en esta sentencia un acento particular”5. Es interesante la interpretación que Canale6 hace de la lectura de Lacan de esta máxima: “Si Ello no aparece como una instancia, es evidente que debe ser interpretado como un pronombre en género neutro. Es decir, lo que no es ni masculino ni femenino, lo que no tiene número, lo  que no puede ser delimitado y que solamente se señala sin que por esto permita que pierda su carácter inquietante e inefable. (…) si decimos ‘Elloviene’ o ‘Ello está llegando’ generamos en nuestro interlocutor un carácter inquietantey ominoso (Un-heimlich) en la  imposibilidad de saber con certeza a qué nos estamos refiriendo. Y es este punto el que Lacan acentúa ante las traducciones francesa e inglesa; punto de un no saber radical que nos enfrenta con una dimensión distinta a lo calculable y lo exacto”. La interpretación de Lacan será: “Là où c'était, peut-on dire, là où s'était, voudrions-nous  faire qu'on entendit, c'est mon devoir que je vienne à être”, que en castellano se traduce como: “Allí donde ‘ello’ era (c’était), puede decirse, allí donde ‘se era’ (s’était), quisiéramos hacer entender, mi deber es que yo venga a ser”. ¿Y no es esta traducción  lo que define el fin de análisis como identificación al síntoma? Y esto quiere decir que el sujeto, sujeto de lenguaje, ante la falta en ser es lo que resulta del saber-hacer-ahí sinthomáticamente, con lo real del síntoma.

  1. Descartes, R. Meditaciones metafísicas, Aguilar, Buenos Aires, 2010, p. 274.
  2. Foucault, M. Historia de la  locura en la época clásica, T. I, trad. Utrilla, J., F. C. E, México D.F., 2011, p.75.
  3. ntre las traducciones al francés, cito: Le moi doit déloger le ça ; Où était le Ça, le Moi doit advenir ; Là où était le Ça, Je doit /  dois advenir ; Où C'était, Je dois advenir ; Là où était du ça, doit advenir du moi o Le ça doit devenir le moi.
  4. Freud, S. “La descomposición de la personalidad psíquica”, Conferencia 31 Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932]),  Amorrortu, Buenos Aires, 2001.
  5. Lacan, J. “La cosa freudiana, o el sentido del retorno a Freud en psicoanálisis”, Escritos I, Siglo XXI, México, 1998, p. 394.
  6. Canale, F. “Consideraciones sobre la máxima freudiana Wo es war, soll ich werden”, Reflexiones marginales, https://2018.reflexionesmarginales.com/