Sobre el arte de poner “en-forma”

¿La obra de arte comparte estructura las formaciones delirantes?, ¿que justificaria esta aproximacion? Ambas formaciones tienen que ver con la creacion o con el invento, pero ¿que comparten? Al reunir obra y delirio sugerimos que nociones diferentes formarian un sistema al participar de algo comun, ¿es sintoma de que estas formaciones comparten consistencia? Estas preguntas ordenan lo necesario para ir tratando de mostrar que, aunque haya semejanza en los procesos de produccion, no son objetos compatibles; la incompatibilidad indica que estos elementos semejantes no representan un mismo lugar, no se presentan de nuevo como efecto de una misma causa. Lo ibamos pensando al considerar lo que Freud formalizo como lenguaje de organo y los ecos de lo que organiza uno de los “ismos” de la produccion artistica en el ambito de las culturas occidentales contemporaneas a partir de los anos cincuenta: los conceptualismos.

¿Conceptualismos y lenguaje de organo? En ambas producciones se da una especial relacion entre el objeto y el significante que lo nombra. En los conceptualismos, al margen de la exploracion del sentido, se trata de aproximar el concepto a la visualizacion reduciendo al maximo el intervalo, el espacio que da cuenta de la operacion metaforica, acentuando sincronicamente la medida metonimica de la operacion al presentar lo obrado, una y otra vez, como la informacion que resulta de un desplazamiento significante.

Para pensar la semejanza entre las producciones artisticas y las elaboraciones psicoticas nos acercamos a las razones del art brut. La iniciativa de Dubuffet dio lugar a que se abriese una via notable en la experimentacion artistica, en la fantasia de poder ubicar la verdad de la produccion artistica y poder trabajar desde estas localizaciones de la verdad. Es la verdad de Dubuffet, su pregunta, la que esta en juego, como lo esta la de Beauys cuando anos mas tarde enuncia “cada hombre, un artista”114 diciendo asi lo que resulta de poner en forma lo indecidible, obrando con su produccion. No podemos decir algo equivalente de las producciones psicoticas, sea el que fuere el caracter formal de su actuacion; la diferencia es que, si bien en ambos casos la produccion deviene necesaria puesta en forma, el artista sostiene lo necesario incorporandolo al discurso de sus otras producciones, sea cual sea su personali- dad, mientras que en la produccion delirante no hay la discriminacion necesaria que articule la produccion a otras formaciones discursivas. No todo sujeto esquizofrenico es Artaud. Artisticas o delirantes, ambas producciones de lenguaje son esteticas, convocan el cuerpo sentido, los sentidos corporales: las primeras convocan la mirada del Otro y las segundas son una condensacion de la mirada del Otro sin mediacion metaforica. A veces el artista usa el cuerpo a modo de soporte de una accion; no lo consideramos excepcion: ahi hay elaboracion significante, la suficiente para hacer hablar al cuerpo ante los sentidos del espectador, no son los organos “los que expresan el sentido”.

Freud habla de “lenguaje de organo” describiendo estos usos del lenguaje en los que predominan tanto las alteraciones gramaticales como las construcciones que resignifican funciones organicas al margen de su funcionalidad, pero sin operacion metaforica. La metafora implica el consentimiento de hacerse ver siendo mirada y esta mas cercano a los modos perversos de los usos del lenguaje que al ser visto sin que medie el deseo de hacerse ver; mientras que el hacerse ver en el artista es hacer del goce un placer; en las formaciones delirantes no hay del hacerse ver mediando la intencion estetica, sino que es el hacer del Otro en lo real del ser hablante.

En la nosologia lacaniana de las psicosis no hay una formalizacion equivalente a la de la metafora paterna para las neurosis, funcion que nos permite saber de este tipo clinico. La presencia de una funcion simbolica reguladora nos permite formular la logica de las neurosis y saber del ordenamiento de los elementos que constituyen su sistema; en las psicosis, por la ausencia de este operador, es imposible pensar la consistencia de estas estructuras puesto que no existe el factor funcional que permitiria formalizar lo necesario para estudiar la logica de su ordenamiento. En las psicosis la norma es otra y proviene de la ausencia de esa funcion, situando la nosologia y la descripcion en el territorio de la extrema particularidad del funcionamiento, al margen de lo que rige para los sujetos neuroticos. Diriamos que es un uso privado de la norma, con todo lo paradojico que conlleva articular los terminos uso, privado y norma ya que hablar de norma implica, necesariamente, un uso mas amplio que el que organiza lo privado. Asi lo va proponiendo Lacan en los ultimos anos de su ensenanza, entre 1971 y 1981, abordando las psicosis en relacion a los diferentes tipos de anudamiento de lo imaginario, lo simbolico y lo real.

Lacan a lo largo de su ensenanza va formalizando las distintas modalidades de anudamiento de los tres registros, simbolico imaginario y real, en relacion a los distintos efectos de la forclusion del Nombre del Padre. En ocasiones lo que sostiene el nudo puede ser una presentacion localizada clinicamente, por ejemplo, manifestaciones de la vertiente maniaca que en algunas psicosis maniaco-depresivas funcionan como sinthoma, como en-forma1 del Otro que posibilita que un sujeto tenga un lugar en el mundo. Y este en-forma, sinthome o puesta en forma como dijimos lineas atras, veremos que es “protesis”, sinthome o puesta en forma individual de lo que funciona para todo ser hablante. En el seminario De un otro al otro denomina en- forma al objeto a, objeto que sostiene la estructura simbolica del Otro; en este momento de la teoria el segundo termino de la cadena significante, S2, representa el conjunto de los otros significantes, matema del intervalo (S1-S2), puesta en forma que resulta de la posibilidad de la condensacion de goce que opera en el sujeto el objeto a; este objeto es un lugar en el Otro vacio de significantes, un exterior al lugar de los significantes ubicado al mismo tiempo lo mas intimo del Otro, en extimidad; es el objeto que representa la estructura del Otro, el en-forma del Otro que funciona como captura de goce, de la misma manera que el Otro esta estructurado en-forma de a. En las psicosis desencadenadas la produccion, sea un delirio u otra formacion significante, sostiene cierta incorporacion social. Pero para que la produccion se considere artistica ha de haber artista, un sujeto que la sostenga como objeto incorporado a la dimension social, manteniendo el uso discursivamente. Para avanzar en el conocimiento de la logica de las formaciones psicoticas y sus producciones es necesario acoger el trabajo subjetivo que en cada sujeto es una manifestacion defensiva singular. Lo singular es la formalizacion de esa procura defensiva que ocasionalmente tiene una funcion estabilizadora o, en terminos netamente freudianos, curativa. ¿Es asi si pensamos el obrar del artista? ¿La obra de arte es una defensa? Sostenemos que aunque como construccion participa en cierto modo de esa logica no es esa su funcion, al menos no en todas las instancias que afectan a su construccion.

Pensando los territorios de las practicas terapeuticas que convocan el modo artístico hemos de decir que no toda produccion significante, verbal o no verbal, es artistica, aunque resulte del uso de las tecnicas y de los procedimientos llamados artisticos. Admitirlo asi supondria que todo sujeto que escribe es escritor; que todo el que pinta es artista visual; que cualquier toma de video es cinematografica, o que todo aquel que construye una frase musical es musico, aunque este en el primer ano de su vida2.

  1. Lacan, J. De un Otro al otro, S. 16, Paidós, Buenos Aires, 2008, pp. 227 y 276.
  2. Javier Codesal, Mario y Manuel (2005), vídeo, 00.42.00, DPH, 2005. www.hamacaonline.net En Mario y Manuel podemos ver la experiencia del encuentro con la música de un niño, Mario, que aún no tiene un año de vida; Mario produce sonidos, los escucha con atención y repite la estructura construyendo una secuencia.