La casa del cuerpo, en conversación con Álex Francés

Montserrat Rodríguez Garzo: Álex, ¿puedes describir la idea que tienes de la instalación, sus componentes y la distribución en el espacio?

Álex Francés. La instalación va encontrando su disposición después de mucho tiempo de haber realizado los materiales de los que se compone. Lo que  se exhibe son imágenes y sonidos del organismo, del cuerpo y de la noción de yo; todo ello remezclado, superpuesto, junto y separado, pero siempre en  relación al Otro de la ciencia. Viene de un acto pasivo de entrega a la exploración científica y de la incorporación de sus resultados en el montaje y la  edición de todo el material en seis secuencias de vídeo y sus respectivas bandas sonoras, la encuadernación de un libro llamado YO y la composición La  garganta de Asclepio, una pieza musical a modo de suite que reinterpreta y unifica parte de los audios utilizados en La casa del cuerpo.
YO es un libro que parte de la conciencia de que todo intento de fijación y plasmación de una identidad es de entrada un acto siempre fallido, un  conjunto de elecciones, una posibilidad entre muchas, intento im-posible de trazar los contornos de un cuerpo.

El libro encuadernado en 2015 tiene 53 paginas (tantas como años tenia yo entonces), mide 50 x 35 cm. Las imágenes que lo conforman provienen de diferentes fuentes: impresiones de betún sobre papel, dibujos y fotografías de mi archivo personal, e imágenes que provienen de un TAC (tomografía  axial computarizada) y de una angiografía con fluoresceína para fotografiar el fondo del ojo, pruebas realizadas ex profeso con la única intención de  obtener imágenes que también se utilizaron para el vídeo La casa del cuerpo.

Estas representaciones no responden a ninguna ordenación ni cronológica ni de sentido, sino puramente estética y sentimental, conformando por si  mismas un cuerpo de imágenes que desafía cualquier idea de representación objetiva o científica de un cuerpo.

La instalación se compone de los siguientes elementos: 1. Una proyección de vídeo en la que vemos las seis secuencias alineadas por parejas: arriba la  1a y 2a, en medio la 3a y 4a, y abajo la 5a y 6a. Dichas secuencias se reproducen todas al mismo tiempo y dado que cada una de ellas tiene una duración  distinta se van produciendo diferentes combinaciones de imagen y sonido a lo largo de los 30 minutos de duración de la pieza. El espectador puede  verlas todas a un tiempo o escoger cual o cuales mirar, así como qué sonidos pertenecen a cada imagen, sonoridad que siempre se nos ofrece como una  mezcla de al menos dos o tres de las seis bandas sonoras existentes, produciéndose un juego de superposiciones y combinatorias variables tanto visuales como sonoras; 2. Un atril de lectura con el libro YO cerrado y 3. La reproducción musical de La garganta de Asclepio. La garganta de Asclepio nos recibe al principio de la exposición marcando el tono de lo que vamos a ver. La proyección estará, más o menos, en el centro de la pared del fondo de la  sala dando a entender que todo confluye allí y de allí parte. El atril cierra el círculo hacia fuera y nos ofrece la posibilidad de ver y oír desde esa posición  del YO el conjunto de lo expuesto, como un pequeño balcón que se asomase al centro de la exposición.

M.R.G. En esta obra el sonido se despliega articulado a la visualidad de la obra, pero con independencia. Es un objeto que comparte importancia con lo  visual y que el espectador puede incorporar a su práctica; una opción discreta que manifiesta la diferencia participando de la unificación. Dos en uno,  una vez más. Líneas atrás citábamos por el lugar que le diste ahí al sonido, aunque en esa obra la música que acompaña es la del semejante. Aquí, en La  garganta de Asclepio y por la unificación referida, aparece lo más hondo del gesto, esainstancia ordenada, sintáctica y ajena a la significación. Un orden íntimo, laleante y mundano; un tejido ético de los diferentes órdenes de la misma sensación. ¿En qué momento de tu trabajo empiezas a crear música?

A.F. Me preguntas cuando empecé a componer. Para entenderlo hay que retrotraerse a cuando realicé el vídeo Soy-oír. En aquel momento no era  consciente de porqué había elegido un título que expresa que en el oír se sostiene la sustancia del ser, puesto que el enunciado hace referencia a mi  mismo mas allá de la obviedad de trabajar con invidentes. Quizá mostraba una desconfianza en la imagen, o quizá la conciencia de sentir el referente  auditivo como algo que se explica desde una experiencia interior especialmente intensa.

En Soy-oír hay una disociación de las tomas de sonido. Por  razones técnicas tuve que sustituir las tomas de sonido originales por tomas realizadas por mí mismo de los desplazamientos del rotulador sobre el papel  de ambos esquiadores creando por primera vez una banda sonora original y en cierto sentido una composición musical.

Más tarde, en el proyecto 8-cos  enganxat, para la pieza Armadura encargué a unos músicos una versión de una conocida canción de los 80, Memorabilia, una alusión directa la banda  sonora de mi adolescencia. Esta música se escucha con la proyección de dos objetos sobre fondo blanco en movimiento constante hacia adelante y hacia  atrás al mismo tiempo. Creo que esto tiene que ver con las dimensiones temporales del duelo que implican pasado, presente y futuro; la memoria es  proactiva y particular, se está reelaborando constantemente y escapa al control de lo racional ya que funciona durante el sueño de forma inconsciente o  permanece de forma latente siendo despertada por un olor, una música, una imagen.

Poco después de esta primera composición musical empecé una  serie de experimentos sonoros para las piezas de vídeo de Giróvagos, composiciones a partir de capturas de sonidos mecánicos, reversos de música,  ruidos electrónicos y bases rítmicas que más tarde incorporaría a La casa de cuerpo, creando así un precedente en la forma de hacer música.

La primera banda sonora o composición musical con cierta entidad sería la de La casa del cuerpo y si lo que se da en la imagen son representaciones del  organismo, del cuerpo y del YO, lo que se escucha es al organismo, al cuerpo y al YO, todo ello remezclado, superpuesto, organizado y aleatorio al  mismo tiempo ya que lo que se oye son las bandas sonoras superpuestas que crean una tercera obligando al receptor a discernir qué cosa de lo sonoro  pertenece a qué cosa de lo visual.

Nada de lo que se oye o se ve se da por separado; siempre hay varias capas funcionando al mismo tiempo, la del organismo que suena constantemente, la voz que si bien no es sonora no cesa en su rumor musical, y la del sonido de fondo, del afuera, la voz del otro, de lo otro, en su demanda.

Si hay una pieza musical propiamente dicha, esta es La garganta de Asclepio. Contiene una progresión dramática clásica con una introducción, un  clímax y un descenso hasta el final. El título es una alusión al posible efecto curativo en la íntima relación de la música, la voz del cuerpo y la voz.

M. R. G. En Transcuerpo, ¿consideras el despliegue como condición necesaria para que la obra tenga lugar?

A.F. Sí, absolutamente, el despliegue, o más bien el plegado de los seis capítulos, es lo que da consistencia a la obra abriendo la posibilidad de lo simultaneo y lo aleatorio tanto en el plano visual como en el sonoro.

M. R. G. ¿Qué puedes decir del uso de la tecnología médica para obrar artísticamente?

A. F. De las imágenes científicas obtenidas en este proyecto no es su apariencia lo que me importa sino su naturaleza bio-gráfica. Me interesan porque  son registros que me corresponden, porque son imágenes que muestran aspectos particulares de mi organismo.

M. R. G. ¿Tuvo algún efecto tu trabajo en el ámbito médico que acogió tu proyecto?

A. F. Sobre el efecto de mi trabajo con los profesionales que colaboraron en el proyecto puedo decir que tuvo una buena acogida por parte del personal  médico. Para algunos de ellos fue una constatación personal acerca del interés estético de los materiales que manejaban y tenían una gran curiosidad por  ver el resultado final, cosa que hubiera resultado interesante de haberse producido y así poder recoger sus impresiones.

M.R.G. Tal como describes La casa del cuerpo los conceptos fundamentales están agrupados en dos bloques: el determinado por las nociones de  organismo, cuerpo y yo, y el definido por los pares visibilidad y mirada, y voz y sonido. Todo ello en juego exponiendo artísticamente la habitación del  cuerpo y el cuerpo como apropiación. En Transcuerpo, la articulación de estos conceptos es explícita. En momentos anteriores también estaba ex-  plicada, pero no se mostraba su conjunto. Podemos decir que lo has ido haciendo por partes. Partes de la obra, del obrar en torno a la apropiación del  cuerpo, que en Transcuerpo se aúnan. ¿Dirías que en Transcuerpo hay una exposición unificada de lo que late en tantos años de quehacer artístico?

A.F. Si, es una exposición unificada que recoge y articula los conceptos fundamentales de mi quehacer artístico a lo largo de los años; son ideas que  parten de un constante deseo de ir más allá, de atravesar un límite que es también dejar atrás un horizonte; es un viaje al interior profundo del cuerpo que acaba por des-hacer su imagen.

M.R.G. Recojo lo que respondes, «un viaje al interior profundo del cuerpo que acaba por des- hacer su imagen» para tratar de abordar un acercamiento  estético a algunas nociones que se desprenden de La casa del cuerpo como parte, una de las obras, de la unificación que presentas en Transcuerpo,  «unificación que deja atrás un horizonte».

Una exposición infinita.