Nota sobre la censura

Para un maestro, o para un ser finito, nunca se levanta la censura, tan sólo se da un cálculo estratégico: censura contra censura. ¿Es esta estrategia un arte? Jacques Derrida

La cita que encabeza esta reflexión es el cierre del texto1 al que recurro para pensar algunos aspectos de la historia de la censura y su consistencia. Así, seguiré a Derrida para pensar la censura como cuestión de la razón y como poder académico, ya que la regulación de las condiciones de lo decible proviene del ámbito  universitario, y en consecuencia del estatal. Seguiré también a Freud y a la lectura que Lacan hace del texto de Freud para situar la noción que nos ocupa en un contexto que plantea la interferencia en las prácticas espaciales como hecho de lenguaje. Parto del concepto  de espacio como experiencia de conocimiento generada por una construcción verbal de carácter discursivo. Solo si partimos de la noción de espacio en estos términos podemos abordar el pensar su visibilidad y lo que obstruye esta posibilidad, en términos causales.

¿Por qué Derrida de nuevo? Porque su texto me conmueve. Me agitan sus preguntas, las formulaciones que las van cerniendo. Digo preguntas porque pienso que el texto de Derrida es el interrogante mayor en el pensamiento filosófico contemporáneo y su procedimiento responde, siempre responde, a las preguntas que abren la escritura. Es el texto al que recurro cuando me inquieta la historia del pensar, ahí donde eso no piensa, y el pensar la historia. Ese siempre que me lleva a tratar de leerme ahí. Siempre. La  constancia de la presentación. Y sus consecuencias. “Wo Es war, sollIchwerden”. Derrida, porque su texto está al margen de la foliesofhie, valga de nuevo un neologismo de Lacan.

¿Y Freud? ¿Por qué Freud, leído con Lacan? El trabajo de Lacan incide críticamente en el discurso freudiano, actualizando preguntas fundantes de la discursividad postmoderna en el límite que determina la articulación del sentido y lo real, el goce pulsional situado  por Freud en la segunda tópica del aparato psíquico (1920, Más allá del principio del placer) ya latente en el Entwurf (1895, [1950]). Preguntas en torno a una escritura que represente la biología del cuerpo, lo real orgánico, en el cuerpo de la letra y en el de la palabra;  preguntas que signifiquen el acto de escribir como trabajo identificatorio “tras el que yace el placer de aprender a repetir”. Así es ya en el Entwurf (1895).

El alcance de Lacan repercute en la teoría y en la clínica desde los inicios de su pensamiento. Comienzo vinculado al último aporte de la psiquiatría contemporánea. La primera referencia en España al trabajo de Lacan es temprana: 1932, recién leída su tesis doctoral, De la psicosis paranoica y sus relaciones con la personalidad, Francesc Tosquelles crea un grupo de lectura sobre sus contenidos para los médicos que trabajaban en el Instituto Pere Mata (Reus). ¿Qué incidencia tuvo esta iniciativa de Tosquelles?, ¿cómo afectó esta  lectura en el pensamiento psiquiátrico de la época? La tesis doctoral de Lacan supone una ruptura con los fundamentos de la psiquiatría contemporánea, me refiero a la psiquiatría europea de principios del siglo XX, al desvincular la psicosis paranoica de la causa  orgánica y sostener su constitución en un orden que no es de carácter deficitario, sino vinculado al funcionamiento de las estructuras del lenguaje (estructuras clínicas en Freud) y que resulta del carácter de la personalidad.

¿Cómo afectó esta lectura al pensamiento psiquiátrico de la época? ¿Qué de ello ha trascendido? ¿Cuáles son sus formas? “Las comunidades terapéuticas que dirigieron Tosquelles y Hodann en plena Guerra Civil Española suponen dos claros precedentes de la radical  transformación sobre la manera de comprender y de tratar la enfermedad mental, adelantándose varias décadas a los planeamientos de la futura psiquiatría comunitaria, la psiquiatría extensiva (o de sector), la psicoterapia institucional y la antipsiquiatría”  2. No se trata  de hacer historia-ficción. Las preguntas están ahí. ¿Qué se hubiera sustraído al olvido de no ocurrir el exilio de Tosquelles? Ocurrió el exilio. No el olvido: Esquizofrenias y otros hechos de lenguaje3 resulta de una aplicación psicoanalítica en un contexto ajeno  al ámbito de la salud mental, el del Macba, entre 2002-20134, trabajando con personas diagnosticadas de trastornos mentales graves e investigando con ellos la mecánica de la producción de los hechos de lenguaje. Este ensayo se extendió a tres ámbitos: al clínico, al  sociopolítico y al que afecta al carácter de la producción artística, y en cada campo se dieron producciones, reflexiones y documentos que permiten leer la lógica y el alcance de una aplicación que trata, en términos políticos, de localizar la noción de exilio asociada a  las modalidades de goce del Otro en el ámbito de los dispositivos de atención de la salud mental “ anclados en modelos biologicistas y derivados del insuficiente encuadre clínico privado, que evita el cuestionamiento de los trastornos mentales reconvirtiéndolos en enfermedades, propiciando la alienación masiva y desterrando la subjetividad inherente a los procesos mentales.”5

La modalidad de trabajo de Lacan me acerca lógicamente al texto de Freud y a otros textos. A cualquier texto. Especialmente al de Derrida, abriendo ahí una escritura que dice de mi acomodo vital. Acomodo ético. Puesta en forma “aesthethica” que significa una  posición en el Otro. Acomodar deriva del verbo latino accomodare y significa “colocar de manera que se ajuste”. ¿No sería esta definición de acomodar, “colocar de manera que se ajuste”, una precisa definición de censura?

Toda censura es un juicio de valor. El uso común de la noción de censura tiene que ver con la eliminación eficaz de lo que puede poner en tela de juicio la imagen pública de lo que re-presenta un poder. El poder como capacidad de hacer. Derrida recurre a la  etimología del término para ubicar su sentido y, aunque su estudio no prosigue por esta relación, la recojo porque incide en su eficacia, en la efectividad de la operación de delimitar la expansión de un pensamiento. El census (del latín censura sobre la raíz del verbo censere, que significa resultado de la valoración) es el recuento de los ciudadanos y la valoración de sus propiedades. Es, podríamos decir, lo que representa su contabilidad, contingencia que introduce la diferencia, lo que se sitúa en Otro lugar, modalidad primaria de  toda censura. Censura y represión son dos conceptos que generalmente aparecen alineados y en relación al Otro. Como he dicho, trataré de plantear este acercamiento para pensar la consistencia de la censura como hecho de lenguaje en su vertiente causal y política. Pensar un mecanismo que actúa,curiosamente, como garantía política y como perturbación de las construcciones ideales de la misma.

Kant define la censura como una crítica que dispone de la fuerza para silenciar o limitar las manifestaciones del pensamiento. En palabras de Derrida leyendo a Kant: “La fuerza pura, por sí misma, no censura y, por otra parte, no sabría aplicarse a discursos o textos en  general. Una crítica sin poder tampoco censura. Al evocar la fuerza, Kant piensa evidentemente en una fuerza política aliada con el poder estatal”. Como efecto de censura, delimitar la expansión de un pensamiento es suficiente y su efectividad es mayor que la del  silenciamiento, ya que reduciendo la extensión -y ahí operan las distintas instancias públicas y privadas- se obtiene un mayor control de lo expuesto, porque lo que opera ahí es la legitimación de manifestaciones que no están necesariamente vinculadas a las  valoraciones de los comités de expertos tal como funcionaba la censura tradicionalmente, como institución estatal regulada y reguladora, hasta bien entrado el siglo XX en las culturas occidentales.

La censura como instancia que autoriza es una noción que afecta a la discriminación de lo que es propio del autor y lo que sin autoría funda discursividad. La noción de discurso en relación a la noción de autoría pone en uso el término tal como lo propone la  construcción psicoanalítica, institución que se sostiene en la censura pero al margen de la regulación estatal, aparato de censura por excelencia. Esta es la subversión ética que funda Freud, un edificio teórico que se establece en la censura causada por un movimiento  que se asienta en la insistencia del deseo, en el margen de las políticas del Otro y que implica una concepción del funcionamiento del inconsciente, sus formaciones y sus localizaciones.

Una aproximación psicoanalítica a la noción de censura implica necesariamente la lectura de los primeros acercamientos a la formalización freudiana de la lógica del inconsciente, del inconsciente como producción discursiva cuyo fundamento se erige en torno a lo  indecible de su causa y a su decibilidad. La censura es un concepto presente a lo largo de toda la teoría freudiana. Aparece extensamente desarrollada en La interpretación de los sueños (1900), aunque su antecedente está en el Entwurf, cinco años antes. Otro momento  clave para la significación del concepto en la teoría freudiana es Introducción al narcisismo (1914), en el que la censura aparece como modalidad de la conciencia moral cuyos desarrollos prefiguran la formulación del Superyó, presente en el Yo y el Ello como  instancia que encarna una ley y prohíbe su incumplimiento… No nos vamos a extender en la complejidad del tema, aunque sí es necesaria su referencia a grandes rasgos ya que tratamos de vislumbrar, valga el término dada la implicación de la mirada en lo que afecta  a la constitución de la censura, lo que en relación a la censura se articula en dos ámbitos bien diferenciados: el pensamiento filosófico moderno, representado aquí en la lectura que Derrida hace de la noción en Kant, y el pensamiento psicoanalítico, sus derivas políticas  y sus articulaciones con el poder que representan toda institución como operación de la censura.

En los finales del Freud neurólogo representados en el Entwurf (1985), el emplazamiento del inconsciente está articulado a la mecánica del funcionamiento de un aparato de lenguaje ubicable en términos orgánicos y vinculado a la economía instintiva. Este primer  esquema del aparato psíquico fundado en la dinámica instintiva y articulado a la necesidad, da paso a la lógica del aparato de lenguaje en La interpretación de los sueños (1900). El sueño, material psíquico en el que lo fundamental no es el componente narrativo sino el  elemento semántico, el “pensamiento del sueño”, en palabras de Freud, que trata de transmitir un sentido. Y esa transmisión, interrumpida, censurada, es la que causa esta formación del inconsciente. “El sueño es un acto psíquico de pleno derecho; su fuerza  impulsora es, en todos los casos, un deseo por cumplir; el que sea irreconocible como deseo… se debe a la influencia de la censura psíquica que debió soportar en su formación”6.

La lógica del paso de una concepción mecánica del inconsciente a la lógica del aparato de lenguaje proviene de la respuesta teórica que genera la clínica de las neurosis y su relación a lo que se deriva del estudio de las producciones oníricas. Sueños y síntomas  neuróticos comparten estructura y causa: las articulaciones del ser hablante en el lenguaje. Síntomas, equívocos, lapsus, actos fallidos, olvidos, sueños y chistes… hechos de lenguaje que significan la relación del sujeto con el goce y con el deseo. En Freud,  significaciones de los desplazamientos y alteraciones del sentido primario siempre vinculado a la sexualidad del ser hablante. Hay una íntima relación entre la censura y las formaciones del inconsciente. Un movimiento doble: por una parte la censura impone desvíos y desfiguraciones a los pensamientos del sueño, y por otra, añade contenidos creando un campo de relaciones simbólicas cuya función es la delimitación del goce. La censura no incide en primera instancia sobre el deseo. Incide en la insistencia. Es una operación de  lenguaje que censura la insistencia del deseo. Ceder en esa insistencia es lo que da lugar a la culpa al responder a la insistencia del deseo siendo conocedor de la ley.

El concepto de censura ocupa un lugar privilegiado en la doctrina freudiana. Progresivamente va definiendo el ámbito de la instancia moral prefigurando lo que muchos años más tarde (El yo y el ello, 1923) será la instancia que encarna la ley y prohíbe su transgresión;  instancia del juicio que designamos Superyó, pareja de la censura en tanto comparte el conocimiento de la existencia de la ley, su actuación y la paradójica incomprensión en su totalidad. De esta incomprensión son paradigma los síntomas, re-  presentaciones que dicen de la incomprensión de la ley. La censura y el Superyó, conciencia moral vinculada a la mirada, comparten la función de lo que interrumpe el discurso, y son estructurales. Son hechos discursivos que se representan sintomáticamente y en los  que se articula la subjetividad y lo que define la época en la que se inscribe la subjetividad.

Retomo ahora la lectura de Derrida del concepto de censura en Kant: “No dar los medios para la manifestación, ya es censurar (…) la posibilidad de la censura -también su necesidad y su legitimidad- surge en ese lugar donde una institución se interpone y asegura, a la  vez, la mediación entre la razón pura (aquí, bajo su forma más elevada, la razón pura práctica) y la disposición de la fuerza, la fuerza a disposición del Estado. No se debe, ni siquiera, decir que la institución utiliza la censura o sufre la censura: no se puede realmente  construir el concepto de institución sin inscribir en él la función censurante”. Es tan curioso como interesante el paralelismo de la construcción kantiana en lo que afecta a la censura como condición para la construcción del concepto institución. Como si del inconsciente freudiano se tratara.

Estas ligerísimas aproximaciones plantean el objeto de esta reflexión en torno a la censura en términos políticos y como límite a la capacidad de obrar; la censura como objeto que evoca la relación de la política y el inconsciente ya que, parafraseando a Lacan, el  inconsciente es la política: “No digo ‘la política es el inconsciente’: simplemente, el inconsciente es la política”7. Lo dice así, súbitamente, en una clase dedicada a pensar la oralidad en las neurosis respondiendo a las exposiciones de Bergler sobre el masoquismo y las neurosis como un efecto patológico, a modo de excepción en lo que podríamos considerar una lectura desde la institución médica. El inconsciente es la política y es el discurso del Amo. La política y el inconsciente son el discurso del amo. Ambas producciones, la política y el inconsciente se presentan en su lógica discursiva: el  inconsciente en producciones sintomáticas u otro tipo de formaciones (nada que ver con la idea de un inconsciente a modo de depósito de representaciones arcaicas); la política, en términos filosóficos, como modalidades de la relación que resulta de los artificios del  lenguaje. Modos que no son otra cosa que regulaciones de la acción política, que no es la política en sí.

Política e inconsciente son formas lógicas del discurso, del discurso del Otro. Discurso del Otro que, en términos lacanianos, significa la estructura que define una determinada posición del sujeto en relación al saber. Saber que no es lo que viene determinado por los  campos del conocimiento sino por la articulación de la cadena significante; articulación siempre subjetiva ya que siempre es una puesta en-forma del inconsciente.

  1. Derrida, J. El lenguaje y las instituciones filosóficas, Barcelona, Paidós, 1995, y Derrida, J. “Kant: El Conflicto de las facultades”, La filosofía como institución , Barcelona, Granica, 1984.
  2. avier Montejo escribe un excelente ensayo sobre la institución de las primera comunidades terapéuticas durante la Guerra Civil Española Montejo, J. “En un lugar de la Mancha… Francesc Tosquelles y Max Hodann, creadores de las primeras comunidades  terapéuticas durante la Guerra Civil Española”, 14º Congreso Virtual de Psiquiatría.com. Interpsiquis 2013, www.interpsiquis.com Psiquiatría.com
  3. Rodríguez Garzo, M. Esquizofrenias y otros hechos de lenguaje, Macba clínico (2002-2103), Brumaria, Madrid, 2016.
  4. El diseño de la aplicación se inicia en 2002 y su praxis tiene un desarrollo continuado hasta 2011. En 2012-2013 se pone en marcha Supuestos opuestos, seminario dirigido por Eva Marxen y Montserrat Rodríguez, pensado para poner en cuestión los dispositivos psicoanalítico y arteterapéutico del Macba. www.macba.cat/es/supuestos-opuestos.
  5. Montejo, J. “En un lugar de la Mancha… Francesc Tosquelles y Max Hodann, creadores de las primeras comunidades terapéuticas durante la Guerra Civil Española”, 14º Congreso Virtual de Psiquiatría.com. Interpsiquis 2013,  www.interpsiquis.com Psiquiatría.com
  6. Freud, S. La interpretación de los sueños, T.V., Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p. 527.
  7. Lacan, J. La lógica del fantasma, S. 14, (1966-1967). Clase del 10 de mayo de 1967 (seminario sin establecer. http://www.bibliopsi.org/docs/lacan/17%20Seminario%2014.pdf